El fundador del gran imperio persa fue Ciro II el Grande. Aunque no se conoce la extensión del territorio cuando llegó al trono, sí se sabe que conquistó Susa e incorporó Susiana (Elam) a su imperio. Cambises II, hijo y sucesor de Ciro II, conquistó Egipto, ejecutó a su faraón (Psamético III) y anexionó Egipto al gran imperio persa, que llegó a extenderse por los territorios de los actuales estados de Irán, Irak, Turkmenistán, Afganistán, Uzbekistán, Turquía, Rusia, Chipre, Siria, Líbano, Israel, Palestina, Grecia y Egipto. Alcanzó su máximo apogeo en el año 500 a.C. con Darío I, que se consideraba descendiente de Aquemenes (lo que siempre fue puesto en duda), por lo que dio lugar a la dinastía aqueménida. Durante su reinado llegó a abarcar parte de los territorios de los actuales estados de Libia, Bulgaria y Pakistán, así como ciertas áreas del Cáucaso, Sudán y Asia Central. Las grandes conquistas hicieron de él el imperio más grande en extensión hasta entonces conocido. Su esplendor y su existencia concluyeron en el año 330 a. C. cuando el último de los reyes aqueménidas, Darío III, fue vencido por el conquistador macedonio Alejandro Magno.
Un paseo por Irán
Historia milenaria en una cultura fascinante
lunes, 13 de noviembre de 2017
jueves, 9 de noviembre de 2017
Persépolis, la capital aqueménida del imperio persa
Darío I comenzó en el año 512 a.C. la construcción de esta impresionante ciudad, que mantuvo su esplendor hasta que Alejandro Magno la ocupó e incendió doscientos años más tarde.
Persépolis fue durante dos siglos la capital del mayor de los imperios de Oriente Medio, el aqueménida. Durante tres reinados fue utilizada como lugar para la celebración de grandes ceremonias. Inicialmente Darío I, posteriormente su hijo, Jerjes, y después su nieto, Artajerjes, contribuyeron al engrandecimiento y al esplendor que lcanzó la ciudad.
Estando aquí, uno se estremece pensando que al acercarse desde el oeste por la llanura, las delegaciones que acudían se impresionarían con un espectacular efecto visual, una ciudad construida sobre una gran plataforma de 15 metros de altura, en la que destacaba el sensacional pórtico de la Apadana y la sala de audiencias de los grandes reyes persas.También trata uno de imaginarse lo que pasaría por la mente de Alejandro Magno cuando ordena el incendio y la destrucción de Parsa en el año 330 a.C., acabando así con dos siglos de esplendor persa y dando por finalizado el poder de la dinastía aqueménida.
Fundada a los pies del monte Koh-e-Ramat, elevada sobre una terraza artificial y rodeada por una triple muralla, Persépolis constituía entonces una ciudad impresionante. Al acercarse desde el oeste por la llanura, las delegaciones podían ver cómo, detrás de las construcciones de una ciudad, se alzaba una amplia plataforma de piedra de 15 metros de altura, sobre la que a su vez se levantaba el sensacional pórtico de la Apadana, la sala de audiencias de los grandes reyes persas, un espectacular efecto visual, nunca antes utilizado. El fin de Persépolis llegó de la mano de Alejandro el Magno, que ordenó el incendio y destrucción de Parsa en el año 330 a.C., acabando con dos siglos de esplendor persa y dando por finalizado el poder de la dinastia aqueménida.
viernes, 3 de noviembre de 2017
Pasargada, primera capital aqueménida
Para conmemorar su victoria sobre los medos, Ciro II el Grande decidió construir la capital del imperio aqueménida precisamente en este lugar a 70 km de Persépolis, en el que estaba acampado su ejército.
Aunque no hay evidencia firme que corrobore que esta tumba es la de Ciro II el Grande, historiadores griegos dicen que Alejandro Magno creía que sí lo era. Tiene planta rectangular con cubierta a dos aguas y base escalonada con seis cuerpos de escalera, posiblemente inspirada en los zigurats mesopotámicos. La tumba fue completamente reconstruida hace unos años. Las piedras están ahora unidas con argamasa, los enganches metálicos originales han desaparecido, han sido fundidos a fin de fabricar balas para diferentes batallas. Cuando el último Sha celebró el 2.500 aniversario del imperio persa, visitó la tumba y dijo: “Ciro, estate tranquilo, que estoy aquí yo”. El Sha de Persia había decidido ser enterrado también aquí pero, tras la revolución abandonó Irán y no pudo volver. Está enterrado en Egipto.
El reino de Elam
El reino de Elam es la esencia milenaria del Irán actual. En los valles de los ríos hay restos muy antiguos de aldeas que aprovechaban para el riego aguas anteriores a la desecación del Irán tras la última glaciación. Ptolomeo fue el primero en llamar Susiana a la zona que rodea Susa, la ciudad fundada entre finales del V milenio y principios del cuarto.
La Biblia dice que Elam fue uno de los hijos de Sem, a su vez hijo de Noé, lo que induce a relacionar elamitas con semitas y ubicarlos en su patria, Mesopotamia y Arabia oriental. Elam era la región fronteriza con el bajo Tigris en el oeste y con Media en el noreste. Susa, la antigua capital de Elam llegó a ser una de las capitales del Imperio persa.
jueves, 2 de noviembre de 2017
La Revolución de 1979 y el chador
La Revolución iraní o Revolución de 1979 supuso el derrocamiento de la dinastía Pahlaví bajo el shah Mohammad Reza Pahleví y, tras ella, el clero musulmán protagonizó un movimiento de revitalización del Islam. La mujer, que tuvo un gran papel en las revueltas, volvió a los hábitos tradicionales y desde entonces viste de nuevo el chador, ese gran manto negro que la envuelve. En el medio rural, entre las zoroastrianas y en lugares de peregrinación o en ámbitos domésticos o familiares son corrientes los colores claros con estampados de flores. El monarca Reza Shah lo prohibió en 1936 como señal de su política general de occidentalización, aunque tras la revolución se recuperó su uso y se considera una seña de identidad. Esto no quiere decir que las iraníes estén relegadas a jugar un papel secundario. Hoy en día el el 55% del profesorado es femenino, el 15 % de parlamentarios son las mujeres y suponen más de 60% del estudiantado universitario.
Viajar hoy a Irán, ¿una locura?
Mucha gente europea, cuando se lo plantea, renuncia a viajar a Irán porque le dicen que es un lugar poco adecuado para visitar, ya que se trata de un país árabe, peligroso, con una dictadura férrea, en el que las mujeres están totalmente sometidas y los hombres son musulmanes radicales. Todo un cúmulo de errores, de verdades a medias y de falsedades.
En primer lugar, la mayoría de los iraníes no son árabes sino persas. A ellos les molesta profundamente que les consideren árabes. Este error bastante común entre los occidentales supone una grave ofensa para los iraníes. Posiblemente mucha gente confunda árabe con musulmán. Ciertamente la gran mayoría de los iraníes no son árabes pero sí musulmanes, concretamente musulmanes chiítas.
En cuanto al tema del terrorismo, es indiscutible que el desconocimiento que tenemos desde Europa de este país conduce muchas veces a meter en el mismo saco la situación de Irán con la que se vive en países próximos como Paquistán, Afganistán y especialmente Iraq. Sin embargo, no tiene mucho que ver. Irán es sin duda uno de los países más seguros y estables de la región. Cuando uno está allí se da cuenta que todo lo que ha oído no tiene relación alguna con lo que se vive.
Hay que añadir que el pueblo iraní es un pueblo atento, amable y de los más hospitalarios del mundo, un hecho incontestable que cualquiera que haya estado en Irán puede corroborar. Es muy normal que te ayuden a encontrar el lugar que buscas, que se quieran hacer una foto contigo o que te inviten a sentarte a comer con ellos.
Respecto a la opresión de la mujer, desde aquí tendemos a identificar la situación de las mujeres en Irán con la que viven las mujeres en algunos países árabes del entorno como Arabia Saudí, mucho más radicales. Es verdad que tienen obligación de llevar velo o pañuelo y que el adulterio está castigado, pero en Irán las mujeres puede votar, trabajar, ser elegidas para cargos políticos, estudiar y por supuesto, conducir.
miércoles, 1 de noviembre de 2017
No todos los musulmanes son árabes
Un error frecuente es considerar que los iraníes son árabes, algo alejado de la realidad y que molesta profundamente a los habitantes del país.
Irán no es un país árabe. El error suele deberse a la identificación que en el mundo occidental hace mucha gente entre religión y etnia, entre ser musulmán y ser árabe. Una nación es considerada oficialmente árabe cuando cumple 3 requisitos: su religión oficial es el Islam, su idioma oficial es el árabe y su origen étnico es semita (como el pueblo árabe).
Irán sí es un país musulmán, La mayoría de los iraníes son musulmanes, un 89% son chiítas, que es la religión oficial del estado y un 9% son suníes. Como Irán es un país musulmán y el idioma utilizado por el Islam es el árabe, a ello se debe que se maneje el idioma, aunque no es el único en la región. El árabe es la lengua hablada en la zona del golfo Pérsico iraní, el idioma oficial del país es el persa o farsi, de la familia de lenguas indoeuropeas, también hablado en Afganistán y otros países asiáticos.
Por lo que respecta a su origen étnico, un porcentaje mayoritario de la población de Irán (un 61%) es persa descendiente de los pueblos indoeuropeos originales que llegaron a la región desde Asia central en el segundo milenio antes de Cristo. El resto de la población está compuesta por azeríes (17%), kurdos (10%) y otros grupos como gilaníes, luríes, mazandaraníes, beluchis y árabes. El que ha pasado a denominarse desde 1979 República Islámica de Irán, es un país musulmán pero no se trata de un país árabe.
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